En la última asamblea celebrada, un compañero planteó una pregunta muy importante:
¿POR QUÉ LUCHAMOS?
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Los trabajadores de esta empresa somos, desde un punto de vista económico, un grupo humano homogéneo y heterogéneo desde una perspectiva política/ideológica. Los trabajadores desarrollamos todo tipo de trabajo, intelectual o manual, hacemos fluir la vida y somos los que producimos todos los bienes necesarios. Sin embargo, el fruto de nuestro trabajo, lo producido con nuestras manos, con nuestra habilidad y nuestra inteligencia, no es propiedad nuestra, sino de los dueños de los medios de producción: las empresas. Una ínfima minoría se adueña del fruto de nuestro trabajo, ofreciendo a cambio un salario que siempre es muy inferior a lo que el trabajador produce.
Las políticas capitalistas —que defienden los intereses de bancos y empresarios— de los sucesivos gobiernos nos han conducido a los trabajadores, a todos, a unas condiciones de vida cada vez peores, siendo responsables directos de una paradoja: las nuevas generaciones de trabajadores vivirán peor que sus predecesoras.
Estas condiciones nos empujan a
LUCHAR POR VIVIR, POR VIVIR CON DIGNIDAD, POR VIVIR COMO DEBERÍA UN SER HUMANO
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Hay gente que dice que con la dignidad no se come, pero los hechos y la historia acreditan que cuando se renuncia a la dignidad, se termina, no sólo sin ella, sino también sin derechos, sin trabajo y sin comer. Una vida digna para un trabajador es aquélla en la que éste tiene garantizados todos los derechos y cubiertas sus necesidades y las de sus familiares. No puede haber vida digna, ni respeto a los Derechos Humanos, si a los trabajadores se nos niega el trabajo digno que, por un lado, nos humaniza y nos hace sentir útiles y válidos para la sociedad, y, por el otro, es la fuente de los recursos materiales necesarios para desarrollar nuestras vidas: para disponer de un techo, de una alimentación adecuada, tener acceso a la cultura y al ocio, etcétera. En consecuencia, luchar por un trabajo digno es luchar es también
LUCHAR POR LOS DERECHOS HUMANOS
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Luchamos por las libertades, por el derecho a la salud, a la sanidad y a la educación públicas, gratuitas y universales, etcétera. La clase trabajadora es fundamental en este mundo, de su trabajo emanan todas las riquezas y, junto con el desarrollo tecnológico, estas riquezas son más cuantiosas. Sin embargo, la distribución de esas riquezas cada día es más desigual. La producción no se determina en virtud de las necesidades del ser humano, sino de los intereses económicos de una minoría desalmada e inhumana. Los gobiernos del mundo deberían garantizar la igualdad como ley y colocar al ser humano en el centro de todo, ello implicaría un trabajo digno para todo el mundo y, de la mano de este trabajo digno, vendrían los derechos humanos, lo que implicaría una democratización de la economía y de la vida social. Sin embargo, hoy los gobiernos del mundo sirven a la plutocracia mundial y, para hacerla cada vez más rica, someten cada vez más a mayor parte de la humanidad, que cada vez en más número sufre de hambre, sed, enfermedades y pobreza extrema. Esta ofensiva de esta minoría, cada vez más rica, es consecuencia del retroceso en la organización y en la lucha de los trabajadores, en nuestra atomización, en la adquisición de los valores de esa oligarquía inhumana y en la dejación de nuestros valores y nuestras enseñas que debemos recobrar.
En España, fue la lucha de la clase obrera la que minó la dictadura criminal franquista, la que con su lucha heroica y generosa arrancó conquistas sociales, laborales, económicas, democráticas, en definitiva, la que conquistó dignidad con su lucha y, fruto de ello, incrementó el grado de bienestar de la mayoría. Los herederos de aquella dictadura, ya bajo el actual sistema, primero minaron la organización de los trabajadores, la rompieron, posteriormente corrompieron el pensamiento de los obreros para hacernos asumir su ideología insolidaria e inhumana y, progresivamente, nos iban arrebatando conquistas que íbamos perdiendo a golpe de decretazos, leyes y traiciones de los que nos decían representar. Consiguieron llevarnos a los trabajadores al aislamiento y desorganización, a la pérdida del hábito de la lucha – que nos da todo -, al individualismo, al utilitarismo y el parasitismo, en definitiva, nos quisieron hacer a su imagen y semejanza. Nuestra desorganización y nuestra desideologización les ha puesto en bandeja la última fase, la liquidación completa de los derechos, la aplicación de leyes mordazas y represivas, pero, por encima de todo, la liquidación de una vida digna porque nosotros hemos renunciado a los valores que debemos recuperar: la dignidad, la lucha, la justicia social, nuestros principios (que son la solidaridad, el internacionalismo, la generosidad, la justicia, la libertad, la unidad, el humanismo, etcétera). Sin ellos hemos perdido el trabajo digno, perderemos el techo —si es que no lo hemos perdido ya— y también el pan.
Compañeros, es hora de hacer el camino inverso. Es hora de recuperar nuestros valores, nuestras nobles y justas ideas y nuestros principios como trabajadores; de tejer organización obrera de abajo a arriba, centro de trabajo a centro de trabajo; es hora de romper el aislamiento embrutecedor al que estamos sometidos y es hora de romper el miedo y la desconfianza que son la garantía de nuestra derrota.
Por todo esto luchamos, por un trabajo digno que es la llave de los derechos humanos, por tanto luchamos por los derechos humanos. Pero también
LUCHAMOS POR LA LIBERTAD
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¿Cómo se puede afirmar que hay libertad en esta sociedad cuando la mayoría trabajadora está presa de la miseria del paro, de los bajos salarios, de los contratos basura, de la represión del estado, de los intereses de los empresarios? Y los trabajadores de este país, entre los que nos encontramos nosotros, debemos liberarnos de todo esto. Eso es luchar por la libertad.
AYESA ADVANCED TECHNOLOGIES es un ejemplo de todo lo que hemos dicho, y el retroceso de la clase trabajadora se ha reflejado en nuestra situación laboral y económica, a la par que también se ha visto como el Empresario cada vez más hace y deshace a su antojo, pisotea los pocos derechos que al trabajador le quedan porque se sabe con impunidad, una impunidad absoluta que le proporcionan las leyes y las instituciones.
Comprobamos que aquéllos trabajadores que se organizan y que luchan desde el pleno convencimiento en los principios, en la lucha y en la organización obrera no sólo conquistan dignidad, sino que arrancan conquistas y repelen agresiones de los empresarios. Nosotros somos una parte, una célula de ese organismo más complejo que es la totalidad de la clase obrera, y tenemos el deber de fortalecernos nosotros aquí para poder fortalecerla.
Por ello, en AYESA AT a la pregunta hecha por la Asamblea de "¿por qué luchamos?", debemos indicar que luchamos por el trabajo digno y todo lo que ello implica, esa es nuestra lucha, esa es tu lucha: dignidad para conquistar los derechos que nos hagan disponer de un presente y un futuro de prosperidad y progreso. Tenemos la fuerza necesaria para cambiar las cosas. El Estado lo sabe y nos teme a los trabajadores, por eso hacen leyes mordazas y represivas. AYESA AT también lo sabe, y también nos teme, por eso la extremada represión laboral que practica contra nosotros, los trabajadores de AYESA AT. La solución está en nuestras manos, en nuestra lucha. Por eso luchamos, por la dignidad, por el presente, por el futuro, por un trabajo digno, porque se nos respete, por liberarnos de lo que nos oprime y todo ello, no depende ni de los Empresarios, ni del Estado, sino de nosotros los Trabajadores, nuestra determinación fruto de la firmeza y la fidelidad a nuestros principio, de nuestra organización y de nuestra lucha.
Sección Sindical de la Coordinadora Sindical de Clase (C.S.C.)
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