El pasado 25 de abril de 2022, de manera unilateral y despreciando por completo a los trabajadores y a las trabajadoras, la Dirección de la Empresa, a través de su Servicio de Prevención Mancomunado —que no es más que un fantoche de la Dirección—, determinó que dejaría de notificar diariamente los casos positivos de COVID-19 detectados. Tenemos constancia, a pesar del silencio de la Empresa, experta en violar el derecho a la información de la representación sindical, que en el edificio ALIA se han dado, como mínimo, 2 casos de COVID-19 esta semana. El edificio ALIA ha sido una ratonera durante la pandemia y estamos convencidos de que, en cuanto se produzca una nueva oleada, será el centro de trabajo donde mayores casos positivos se produzcan. Hacemos un llamamiento a los compañeros y compañeras a hacer uso de las mascarillas y a respetar los espacios de seguridad. Durante la pandemia hemos podido ver claramente la naturaleza de la Empresa y cómo ha subordinado la salud de los trabajadores y las trabajadoras a sus intereses económicos. Una pandemia que los trabajadores y trabajadoras hemos pasado sin un Comité de Seguridad y Salud constituido y con un Comité de Empresa desaparecido en el éter del ciberespacio de la Empresa que sólo actuaba para servir a sus amos de RRHH, con unos centros de trabajo que eran focos de contagio, donde la Empresa imponía unilateralmente sus condiciones y la salud de la plantilla era secundaria, todo ello con la colaboración de sus sindicatos amarillos (CCOO-UGT). Para la Dirección de AYESA AT la única salud que merece la atención, y que para ella es importante, es la de sus bolsillos, la de obtener el máximo lucro económico a costa de la salud y la vida de la plantilla. Lo hemos visto con la COVID-19 y lo hemos visto y lo seguiremos viendo con la vulneración sistemática que hace la Empresa de las horas extraordinarias, las cuales camufla con múltiples máscaras, todas ellas indignas, por las que sobreexplota a los trabajadores y trabajadoras, donde muchos de ellos acaban absolutamente reventados, exhaustos por la sobreexplotación a los que la Dirección de esta empresa los somete, llevando a muchos compañeros y compañeras al agotamiento físico y mental que desemboca en innumerables ocasiones en bajas por ansiedad, estrés y otros tipos de patologías mentales y físicas. En febrero de 1919 la lucha de la clase obrera consiguió imponer por ley la jornada laboral de 8 horas. 123 años después, de progreso social, "Estado democrático" y sindicatos de ese Estado (CCOO-UGT), regados generosamente con subvenciones, liberaciones y dineros públicos, comprobamos como ciencia ficción la jornada de 8 horas (40 horas semanales). La clase obrera del siglo XX, la clase obrera en 1919, nos ha demostrado que únicamente con la lucha y con organización, al margen de la patronal y de su Estado, se pueden conquistar derechos y dignidad, se puede humanizar el mundo. Y el sindicalismo vendido y traidor, que le chupa las botas a la patronal y que se presta a los departamentos de RRHH para que las empresas hagan sus candidaturas amarillas para dividir a los trabajadores, desorganizarnos y liquidar a los comités de empresa, así como la patronal, nos han mostrado en la parte final del siglo XX y en lo que llevamos de siglo XXI que no hay más derecho que el empresario se forre a costa de la miseria y la salud de la clase trabajadora. Y también nos dice que los trabajadores desorganizados, atomizados y envenenados por el individualismo no somos absolutamente nada más que leña que el empresario usa y quema en su locomotora de generar beneficios económicos, de llenar sus bolsillos de dinero, un dinero fruto de la explotación, la salud y la vida de la clase obrera la cual vive en condiciones cada día más miserable. Aquellos obreros que no sabían leer ni escribir de la primera parte del siglo XX nos dieron una absoluta lección de dignidad, de vida, de lucha, de valor y de cómo avanzar en derechos a estos obreros del siglo XXI del ordenador portátil que, con todas sus titulaciones, son víctimas de la ideología de la patronal, que no es otra que el individualismo, el egoísmo y la hipocresía más absoluta (a la que hoy muchos le llaman el "bienquedismo"). Hoy, el desarrollo tecnológico permitiría a la humanidad vivir mucho mejor si ese desarrollo tecnológico se pusiera al servicio del bienestar de la mayoría, nos permitiría reducir las jornadas de trabajo sin necesidad de reducir los salarios. Pero hoy el desarrollo tecnológico está al servicio de la Patronal, una patronal que muestra su rostro tal cual es —inhumano y avaricioso—, una patronal que busca ganar cada día más a costa de emplear ese desarrollo tecnológico en controlar más y en apretarnos lo máximo las clavijas a los trabajadores y trabajadoras hasta que reventamos, donde para ello hay unas leyes que les facilitan y les abaratan el despido y nos tiran a la basura contratando a trabajadores y trabajadoras más jóvenes, por menos salarios y peores condiciones de vida, reproduciendo el sistema de explotación capitalista donde una minoría cada día es más rica y una mayoría cada día somos más pobres. ¿Vamos a seguir permitiendo que el avance tecnológico y el progreso sea para unos pocos o vamos a empezar a tener dignidad para hacer que ese avance tecnológico se convierta en progreso para toda la sociedad? De nosotros, los trabajadores y las trabajadoras, depende. |
¡Rompamos con el individualismo! ¡Rompamos con la hipocresía! ¡Fortalece el sindicalismo de clase, afíliate a la Alternativa Sindical de Clase (ASC) y organízate con nosotros! |
¡FORTALECE LA ORGANIZACIÓN DE LOS TRABAJADORES, AFÍLIATE A ASC! |
¡NO a los abusos laborales! |
¡NO a los retrocesos laborales! |
¡NO a la represión sindical! |
SECCIÓN SINDICAL DE A.S.C. EN AYESA AT |
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