Antes de realizar un análisis
exhaustivo del informe de resultados de la evaluación de riesgos psicosociales
elaborado por el técnico de Unipresalud, debemos ser conscientes de una serie
de hechos:
- Desde 2007 no se realizaba ninguna evaluación de estos riesgos. Evaluación realizada sin el menor control por parte de la representación de los trabajadores, pues no existía.
- Desde 2009 los representantes de los trabajadores han solicitado de todas las formas posibles que se realizara una nueva evaluación de riesgos psicosociales, negándose siempre la empresa a ello.
- Finalmente, en 2014, como consecuencia de una denuncia interpuesta por delegados de PARATO2, hoy delegados de CSC, la Inspección Provincial de Trabajo obliga a la empresa a realizar una evaluación de riesgos psicosociales. En el requerimiento emitido por la Inspección de Trabajo se especifica claramente que "ha de contemplar todas las secciones o departamentos de la empresa", y que la regla general debe ser "la participación directa de todos los trabajadores que lo deseen". También se indica que "Los delegados de prevención deben tener acceso a la información sobre la evaluación de riesgos (Art. 36.2.b LPRL) y deben ser consultados sobre las medidas que se pueden adoptar como resultado de la evaluación (Art. 36.1.c LPRL)".
- Para que todos podamos comprobar cómo y de qué
manera la Empresa ha pretendido "cumplir" este
requerimiento, resaltamos los siguientes hechos:
Se convoca a los Delegados de Prevención a una reunión informativa sobre el proceso de evaluación de riesgos psicosociales el día 28/04/2014 a las 10:00 y, 9 minutos antes del comienzo de dicha reunión, el Responsable de Prevención de la empresa, F.C., envía a la plantilla un correo con la información sobre el proceso. - En las instrucciones que envía F.C. el 6 de mayo de 2014 hay dos erratas, una en una sesión convocada un día festivo en Sevilla, que se subsana en un correo posterior, y otra relacionada con el personal con reducción de jornada de la 5ª planta del estadio, que no se subsana. Según comenta F.C., él responde personalmente a las personas que se dirigen a él y los envía a la sesión que les correspondía, el viernes 16 de mayo a las 13:00.
- Los trabajadores cuyo puesto de trabajo está en el cliente o en Vega del Rey y que desean acudir a una sesión presencial para rellenar su cuestionario se encuentran con toda clase de pegas y obstáculos por parte de F. C.. Por no hablar de la poca implicación de algunos responsables de proyecto (aleccionados, por supuesto) que no han permitido a sus subordinados ejercer su derecho de participación en el estudio.
¡Y esto nada más empezar! ¿Alguien duda que si la empresa hubiera
querido de verdad que todos los trabajadores participaran lo hubiera
conseguido?
Bueno, seguimos avanzando un poco más. Terminado el plazo para rellenar los cuestionarios, los Delegados de Prevención quedan a la espera de que el técnico de Unipresalud termine su trabajo de mecanizar y analizar los datos, para, una vez que emita el informe, estudiarlo en el seno del Comité de Seguridad y Salud y tomar las medidas necesarias. Pero, ¡oh, sorpresa!, el técnico de Unipresalud nos presenta un informe ya terminado en el que, para empezar, no se toman en consideración los datos de los grupos 3 y 4 (programadores senior, analistas programadores, analistas de negocio junior, analistas de negocio y analistas, entre otros) de la puerta P del Estadio Olímpico. Curioso, ¿no? Son trabajadores tremendamente machacados por la empresa, y por tanto forman uno de los grupos de riesgo, a nuestro entender, pero se sacan del estudio por considerar que el porcentaje de participación de esos grupos ha sido demasiado bajo y, por tanto, —según el criterio seguido por el técnico de Unipresalud, que es el que decide el porcentaje a partir del cual un grupo es representativo— el estudio sería poco significativo.
También se considera en dicho informe como condiciones preexistentes en la organización, que hay un plan de formación anual, y que las actividades formativas están planteadas en dicho plan para ser realizadas un 70% en jornada de trabajo y un 30% fuera de ella. Nada de esto es cierto, y desde luego lo que no dice es la cantidad de horas que se exige a los empleados recuperar para poder acudir a los escasos cursos de formación que se imparten en horario laboral.
Pero no termina ahí la cosa. En el mismo informe ya se incluyen las medidas de mejora propuestas (que merecen capítulo aparte), esas medidas de mejora, según el Inspector de Trabajo, se deben adoptar consultando a los Delegados de Prevención.
Pues incluso así, con estas premisas, y con estas decisiones, la evaluación arroja unos resultados lamentables para cualquier empresa. 4 de 9 factores son valorados de forma alarmante por la plantilla. Son factores que están en situación de riesgo muy elevado y que, por tanto, requieren de intervención inmediata.
Los trabajadores hemos hablado tan alto y tan claro que ni la empresa ni la mutua han podido acallarnos con sus maniobras.
Sección Sindical de la Coordinadora Sindical de
Clase (C.S.C.)
Bueno, seguimos avanzando un poco más. Terminado el plazo para rellenar los cuestionarios, los Delegados de Prevención quedan a la espera de que el técnico de Unipresalud termine su trabajo de mecanizar y analizar los datos, para, una vez que emita el informe, estudiarlo en el seno del Comité de Seguridad y Salud y tomar las medidas necesarias. Pero, ¡oh, sorpresa!, el técnico de Unipresalud nos presenta un informe ya terminado en el que, para empezar, no se toman en consideración los datos de los grupos 3 y 4 (programadores senior, analistas programadores, analistas de negocio junior, analistas de negocio y analistas, entre otros) de la puerta P del Estadio Olímpico. Curioso, ¿no? Son trabajadores tremendamente machacados por la empresa, y por tanto forman uno de los grupos de riesgo, a nuestro entender, pero se sacan del estudio por considerar que el porcentaje de participación de esos grupos ha sido demasiado bajo y, por tanto, —según el criterio seguido por el técnico de Unipresalud, que es el que decide el porcentaje a partir del cual un grupo es representativo— el estudio sería poco significativo.
También se considera en dicho informe como condiciones preexistentes en la organización, que hay un plan de formación anual, y que las actividades formativas están planteadas en dicho plan para ser realizadas un 70% en jornada de trabajo y un 30% fuera de ella. Nada de esto es cierto, y desde luego lo que no dice es la cantidad de horas que se exige a los empleados recuperar para poder acudir a los escasos cursos de formación que se imparten en horario laboral.
Pero no termina ahí la cosa. En el mismo informe ya se incluyen las medidas de mejora propuestas (que merecen capítulo aparte), esas medidas de mejora, según el Inspector de Trabajo, se deben adoptar consultando a los Delegados de Prevención.
Pues incluso así, con estas premisas, y con estas decisiones, la evaluación arroja unos resultados lamentables para cualquier empresa. 4 de 9 factores son valorados de forma alarmante por la plantilla. Son factores que están en situación de riesgo muy elevado y que, por tanto, requieren de intervención inmediata.
Los trabajadores hemos hablado tan alto y tan claro que ni la empresa ni la mutua han podido acallarnos con sus maniobras.
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