| El pasado 17 de noviembre tuvo lugar una nueva charla en el local de CSC en Sevilla, enmarcada dentro de la serie de charlas sobre diferentes temas del ámbito laboral que venimos dando desde el sindicato a nivel provincial. En esta ocasión abordamos una cuestión central, la Jornada Laboral, fuertemente vinculada al resto de problemáticas que surgen en las relaciones laborales: Así, la dependencia de jornada y salarios se puede observar en la necesidad de prolongar las jornadas con la realización de horas extras para poder paliar la precariedad salarial. Igualmente la precariedad salarial lleva a tener que trabajar a ambos progenitores para poder sacar adelante a una familia, lo que a su vez dificulta la conciliación. A su vez, la precariedad salarial, con las dificultades económicas, la prolongación de jornada, con las dificultades que añade para los cuidados a la familia, la inestabilidad laboral que introduce el miedo a la pérdida del trabajo y a los ingresos vitales, así como la intensidad del trabajo, hace un cocktail explosivo que como vimos en la charla de salud laboral, lleva a un estado de permanente tensión, que propicia la aparición de estrés crónico, de graves repercusiones para la salud de las plantillas. En la charla analizamos cómo la fórmula por la que se establecen las relaciones laborales en éste sistema económico, el capitalismo, están basadas en el chantaje por la supervivencia que la clase empresarial minoritaria ejerce contra el resto de la sociedad, que no tiene acceso a poseer los medios de producción, de forma que los trabajadores se ven obligados a aceptar una relación de sumisión en el centro de trabajo y cómo, de esta forma, esa clase minoritaria determina la distribución de la riqueza que los trabajadores producimos, en beneficio de los de su clase, apropiándose de la plusvalía generada en la producción. Para imponer este status quo, la élite acaparadora se apoya en el control que ejerce del Estado mediante la corrupción, de partidos y sindicatos, o la monopolización de los puestos dirigentes en las instituciones por miembros de su clase, siendo el poder judicial un buen ejemplo de ello. De esta manera, imponen una legislación clasista, que institucionaliza esa sumisión de una parte de la sociedad hacia esa minoría, y una administración de justicia clasista, donde los "árbitros" que deben hacer cumplir la ley se dedican a dejar impune los incumplimientos, las agresiones y crímenes que cometen contra toda la clase trabajadora. La legislación laboral, aparte de consolidar esa relación de superioridad, trata de encubrir este régimen de explotación mediante supuestas medidas para limitar el abuso de los empresarios sobre los trabajadores, para así dar una apariencia democrática y de equilibrio entre clases. En concreto, para la Jornada Laboral podemos poner de ejemplo algunas medidas: -
La duración máxima de la jornada ordinaria de trabajo será de cuarenta horas semanales de trabajo efectivo de promedio en cómputo anual. -
El número de horas ordinarias de trabajo efectivo no podrá ser superior a nueve diarias -
Descanso mínimo de 12h. entre jornadas -
Descanso mínimo semanal, acumulable por períodos de hasta catorce días, de día y medio ininterrumpido** -
El número máximo de horas extraordinarias es de 80 al año -
Registro horario con el que evitar las prolongaciones de jornadas y la limitación de horas extras. Medidas que los empresarios no respetan, ni son castigados por no hacerlo, y que también encuentran en la propia legislación múltiples excepciones que permiten a los empresarios saltarse esas limitaciones y exprimir impunemente en aras de maximizar sus beneficios. La historia nos demuestra que únicamente la clase trabajadora ha conquistado derechos laborales con los que dignificar su vida cuando se ha organizado y luchado contra la clase explotadora, siendo las luchas para reducir las jornadas laborales un gran ejemplo de ello: -
En España, en 1919 se consiguió la implantación de la jornada de 8 horas, fruto de las luchas organizadas contra una fuerte represión por parte del estado y el ejército en la denominada huelga de "La Canadiense" -
En 1936, el convenio de la construcción de Sevilla se firmó con una jornada de 36 horas semanales, que meses después sería barrido por la sublevación fascista. -
Ese mismo año, la Unión Soviética, tras dos décadas de construcción del socialismo, promulgó en su Constitución, la jornada laboral ordinaria de 7h, 6h para los trabajos difíciles y 4h para los especialmente difíciles. Pese a que hace más de cien años que se implantó la jornada de 8 horas en España, a día de hoy es un derecho que nadie garantiza y que va en retroceso. No hay más que ver el XVII Convenio de empresas de consultoría que certifica que la jornada máxima diaria puede ser hasta de 9 horas (artículo 20.1 del mencionado Convenio Sectorial) o el muy reciente convenio de empresas cárnicas acordado entre patronal y sindicatos vendidos que establece una jornada máxima diaria de hasta 10 horas (frente a la aspiración de la patronal de que fuera de 11 horas diarias): |
| Por otro lado, la introducción en el proceso productivo de los avances tecnológicos extraordinarios alcanzados durante este siglo, lejos de permitir reducir la jornada laboral, lo que está es expulsando a miles de trabajadores al paro, siendo el sector financiero un claro ejemplo: ya ha supuesto una sangría de 114.000 puestos de trabajo destruidos desde 2008, el 40% del sector, estando previsto para los próximos dos años otros 20.000. Ante la progresiva devaluación de nuestras condiciones laborales y de vida, los trabajadores no tenemos otra alternativa que, con organización y lucha firmes, hacer frente a este sistema económico basado en la explotación y que genera desigualdad extrema, la acumulación de riqueza en unas pocas manos, y la miseria al resto. |
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