Si bien habla con respecto de la línea de BPO, este patrón se reproduce en todas las ramas de la producción y de la prestación de servicios. Por tanto, nos afecta a todas y todos los trabajadores, incluido a ti. Para AYESA, al igual que para todas las empresas, el objetivo es la obtención del mayor beneficio posible para sus dueños. Y ese beneficio lo obtiene maximizando la explotación, o lo que es lo mismo, busca explotar al máximo a un número mínimo de trabajadores, destruyendo puestos de trabajo que, para los empresarios, son costes. Fíjate en el esquema de la empresa lo que significa para ella la internacionalización y la automatización: mayor explotación y destrucción de puestos de trabajo. Los empresarios, que se están oponiendo a la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, demuestran con sus estudios para obtener todavía más beneficio económico de los obscenos beneficios que ya ganan, que esta rebaja de la jornada laboral no sólo es posible, sino que podría ser mayor si el desarrollo tecnológico se pusiera a disposición del pueblo, de la clase trabajadora. Sin embargo, la propia AYESA te está mostrando que para ella la tecnología no tiene que generar progreso social y ponerse al servicio del bienestar del pueblo trabajador, sino que su objetivo es poner el desarrollo tecnológico en beneficio de sus bolsillos, de tal modo que le genere más beneficio económico a los dueños de la empresa, destruyendo puestos de trabajo y minimizándose las plantillas. Es decir, pretende incrementar la desigualdad social condenando a mayor número de seres humanos a la pobreza, al paro forzoso, y privatizando al máximo los beneficios. La voracidad enfermiza de los empresarios, su avaricia infinita, lejos de conllevar un incremento de los beneficios empresariales, va a llevar a la quiebra a las empresas, pues liquidando puestos de trabajo y expulsando a millones de trabajadores al paro forzoso, lo que hará es tirar por tierra la demanda, liquidarla y, consecuentemente, se reducirá la producción, así como unos servicios que el pueblo no tendrá capacidad económica para adquirir. Pero el egoísmo de la patronal, así como las contradicciones irresolubles del sistema capitalista de producción, lejos de conseguir tan espurio objetivo, conduce a la sociedad al sufrimiento y a la pobreza. La patronal ha elegido morir matando al pueblo. Los trabajadores y las trabajadoras tenemos que unirnos y organizarnos para conquistar avances económicos y sociales, y ello pasa por nuestra movilización y nuestra lucha organizada. Con el desarrollo tecnológico hoy la jornada laboral podría reducirse mucho más de las 37,5 horas y los salarios podrían subir mucho más. Pero lo más importante, la clase obrera, que es el pueblo, debe exigir que el desarrollo tecnológico se ponga a disposición del bienestar de la sociedad, al servicio de una sanidad pública que permita elevar la esperanza de vida de los trabajadores y de las trabajadoras, al servicio de éstos, rebajando notablemente el tiempo de trabajo que permita al pueblo disponer de mayor tiempo para la cultura, la salud, el ocio y el desarrollo familiar. La participación y el concurso de las y los trabajadores en pelear el desarrollo tecnológico a la patronal es vital para impedir que la desigualdad y la pobreza se multipliquen, para poner el avance de la tecnología y de la automatización al servicio del progreso social y no al servicio de la guerra, de la represión, de la desigualdad, de la explotación y del sometimiento de la mayoría de la población a una minoría enferma de avaricia y absolutamente deshumanizada. Lo que está en juego es nuestra vida, la vida de nuestros padres y la vida de los trabajadores y de las trabajadoras que están viniendo de camino. |
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