Como puedes comprobar, las generaciones de trabajadores y trabajadoras con edades inferiores a los 65 años hemos visto cómo nuestros ingresos y nuestra renta han bajado en las últimas dos décadas. Somos mucho más pobres y cada generación es más pobre que la anterior. El efecto de las deslocalizaciones, de la firma indiscriminadas de ERE para facilitar dichas deslocalizaciones de las grandes empresas (en la segunda mitad de la década de los 90 del siglo pasado y en las dos primeras décadas de este siglo), de la subcontratación, de las reformas laborales de PP-PSOE (siempre a favor de los empresarios) y de la política de la "concertación social" (del más vale un mal acuerdo que luchar para conquistar un acuerdo digno) que desvincula la subida de los salarios con respecto de la inflación (IPC), nos conducen a ser más pobres. El mundo nacido tras la caída de la Unión Soviética en 1991, si algo nos ha demostrado, es que el abuso contra los trabajadores y las trabajadoras de todo el mundo, y en el Estado español en concreto, se ha incrementado sobremanera, conduciendo a los trabajadores y a las trabajadoras a la pobreza, que tiene implicación en nuestro desarrollo vital, impidiendo la emancipación de las nuevas generaciones de trabajadores, retrasando la construcción de una familia y la posibilidad de tener hijos, cuando no se descarta por la imposibilidad de tenerlos. Resulta que cuanto mayor es la productividad de los trabajadores, menores son nuestros ingresos y más pobres somos. |
Resulta que lo moderno, o sea, que los sindicatos (CCOO-UGT) obtengan prebendas del Estado de la patronal en forma de liberaciones y de subvenciones de dinero público, de desvincular los salarios del IPC, los ERE (donde CCOO y UGT obtienen ingresos por minutas por firmarlos), la subcontratación, etcétera, nos conduce a lo viejo: desorganización de los trabajadores, incremento de la desigualdad social y empobrecimiento de la clase obrera. No confundas jamás lo moderno ─que hoy es la corrupción, la privatización de los servicios públicos y la explotación inmisericorde, el individualismo enfermizo─ con lo nuevo, que es que los trabajadores y las trabajadoras obtengamos realmente el fruto de nuestro trabajo, que los trabajadores participemos de manera activa en la vida económica del país, de tal modo que podamos determinar un reparto mucho más justo de lo que producimos, de tal modo que la riqueza producida se ponga a disposición de toda la sociedad y no de una minoría ambiciosa y deshumanizada y su cohorte de corruptos que hacen posible la infamia de empobrecer cada día más a las generaciones de trabajadoras y trabajadores. La única salida que tenemos los trabajadores es la organización y la lucha para conquistar derechos y condiciones de vida, de lo contrario lo que nos queda es nuestro empobrecimiento, como acreditan la historia y sus datos. |
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