Sección Sindical de CSC en Ayesa AT |
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Sobre el juicio por traslado forzoso de Mérida a Sevilla.
Los trabajadores solo nos tenemos a nosotros mismos y nada debemos esperar de los distintos organismos del Estado, como la judicatura o las instituciones políticas. Solo con nuestra fuerza, de manera organizada, podremos conseguir avances en nuestros derechos.
Como ya os informamos en un comunicado anterior, el pasado 10 de enero se celebró el juicio por el traslado forzoso de la compañera de la oficina de Mérida que estaba con reducción de jornada por cuidado de su hijo, lo que a todas luces era un despido encubierto. Hemos de recordar que esta compañera ya había ganado un juicio a AYESA AT al ser despedida cuando estaba de baja maternal y el reconocimiento de que existía una cesión ilegal de SDS a AYESA AT. Al juicio del 10-01-17 acudimos 8 compañeros de CSC para mostrarle nuestro apoyo y solidaridad.
En multitud de ocasiones os hemos dicho que los trabajadores nos tenemos solo a nosotros mismos y que de nosotros y de nuestra capacidad de organización y lucha depende el avance y defensa de nuestros derechos. De nadie más. Nadie de fuera va a venir a defender nuestros derechos si nosotros no los reclamamos. Y lo vivido el pasado 10 de enero en los juzgados de Badajoz fue un claro ejemplo de ello.
Lo primero que tenemos que decir es que se trataba de un caso tan flagrante de represalia por parte de la empresa que la misma jueza insinuó que, de celebrarse el juicio, le daría la razón a la trabajadora y, probablemente, declararía nulo el traslado. Sin embargo, a pesar de todo, la jueza presionó a ambas partes (trabajadora y empresa) para llegar a un acuerdo económico en vez de celebrar el juicio, convirtiendo aquello en un sainete, ya que parecía una especie de subasta en la que se intentaba que la trabajadora llegara a un acuerdo económico, ante la estupefacción de los presentes. La justificación de la señora jueza era la de que, a pesar de que le diera la razón a la trabajadora, estaba segura de que aquello terminaría con un despido dentro de unos meses y, según ella, lo mejor era una salida negociada –desde nuestra humilde opinión, esto es equivalente a decir que, ante un caso de agresión, lo mejor es no continuar con la denuncia porque a la salida del juzgado el agresor puede tomar represalias mayores contra el agredido (!!)–.
A pesar de la determinación de la compañera por luchar en defensa de su puesto de trabajo y, en un gesto que la honra enormemente, le trasladó a la jueza su disposición a continuar con la defensa de su puesto de trabajo, no por ella sino para que se dictara una sentencia ejemplar y así evitar que esto le vuelva a ocurrir a cualquier otra compañera o compañero. Sin embargo, ante la insistencia de la jueza, al final acabó sucumbiendo a la presión, aceptando la última oferta económica de la empresa.
En este punto, tenemos que resaltar el carácter clasista del Estado, en este caso representado por la judicatura. Con su actitud, la jueza se posiciona claramente a favor de los intereses de la empresa. El objetivo de ésta era el de deshacerse de la trabajadora y, con la connivencia de la jueza, se salió con la suya. De esta manera, asume la jueza que quien tiene la fuerza –y contra ello nada se puede hacer– es la empresa. Por lo tanto, desde su concepción, la única salida es la de buscar el mal menor: una indemnización lo más alta posible y que la trabajadora pierda su puesto de trabajo.
Está claro que en nuestra sociedad se ha establecido como algo natural e inmutable que es mejor un mal acuerdo que una buena lucha. Esto es algo que se ha enquistado en nosotros por una mera cuestión de hegemonía cultural. Sin embargo, la realidad es que desde hace 40 años llevamos perdiendo derechos en base a esa filosofía. Desde CSC os hemos dejado claro muchas veces que estamos dispuestos a cualquier negociación pero siempre desde una posición de fuerza y no de debilidad. Y esa fuerza nos la da la movilización, pero a la movilización en masa se llega a través de la organización y de la conciencia de clase. La clase trabajadora no puede permitirse más retrocesos y, por ello, es más necesario que nunca que nos organicemos y luchemos en defensa de nuestros intereses porque, como habéis comprobado, ningún juez ni ninguna institución –y muchísimo menos la patronal– va a venir a salvarnos si no es demostrándoles nuestra fuerza como clase.
Por último, hemos de destacar que ninguno de aquellos que sacan pecho en la defensa de la Igualdad –sólo de palabra, pero no de obra–, acudió a acompañar a esta trabajadora, demostrando lo que les importa realmente la igualdad en la empresa. Parece que están más interesados en aportar su firma en un plan de igualdad que en velar por que se cumplan los derechos de conciliación de la vida laboral y familiar.
Como conclusión final, no debemos ver este episodio con derrotismo sino que nos debe hacer recapacitar para buscar con más ahínco la organización ya que, cuando los trabajadores respondemos organizados como clase, para nada necesitamos de los distintos estamentos del Estado. Los derechos conquistados por la clase trabajadora a lo largo de la Historia se consiguieron a base de huelgas y movilizaciones y nunca delegando nuestra defensa en agentes externos que para nada empatizan con nuestros intereses. Por eso, hacemos un llamamiento a la plantilla para organizarnos en torno a un verdadero sindicalismo de clase representado por la Coordinadora Sindical de Clase.
“La clase trabajadora nunca falla”
Francisco Barjas Fernández (Presidente del Comité de Empresa)
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